Capítulo 14, parte 2

¿Qué tal habéis pasado el fin de semana, tributos?

Aquí os dejo la segunda parte del capítulo 14. Sé que os dije que sería el final de los Juegos, pero me he extendido un poco, así que habrá una tercera y última parte, que tendréis dentro de muy poquito (ya está escrita).

Disfrutad ;)

(Viernes, 17 de julio. Año 69 después de los Días Oscuros)

Roden Drenth, Distrito 10. La pantalla de televisión muestra su nombre mientras el joven tributo corre por la oscura jungla, abriéndose paso con dificultad entre las anchas hojas de las palmeras. En su cara puedo leer perfectamente el miedo, la inseguridad, la urgencia. No creo que sepa a dónde va.

Ya son las cinco y media de la mañana, y la suave luz anaranjada del alba me da en la cara. Llevo tanto tiempo sentada delante de la televisión que había desconectado por completo del mundo exterior. La oscuridad de la noche se va diluyendo poco a poco. No tengo sueño.

Mi padre se ha levantado para ir a la mina. Ha entrado en la cocina, y se ha sorprendido al verme aquí sentada. Sin embargo, no me ha regañado. Me ha regalado una de sus sonrisas, de esas que me hacen sentir que todo va bien. Se ha acercado a mí, me ha dado un beso en la frente y ha acariciado mi cabeza revolviendo juguetonamente mi pelo.

- ¿Noche en vela?

- Ya solo quedan dos. El chico del 1 ha muerto hace un rato.

- Vaya, final inesperado, ¿eh?- ha dicho, sin emoción en la voz. Mi padre ha visto tantas ediciones de los Juegos que ya es inmune a la brutalidad del espectáculo-. Creo que por fin podremos ir al bosque el domingo.

Asiento con la cabeza. Es lo que llevo esperando tanto tiempo.

Se prepara una infusión de hierbas, se sirve una pequeña ración de cereales y se sienta a mi lado. Mientras desayuna seguimos mirando a la pantalla, pero no ocurre nada especial. Silk se ha dormido, oculta dentro de la Cornucopia, y Roden está intentando orientarse. El cambio del cauce del río ha modificado bastante el paisaje.

Cuando mi padre termina, se despide de mi y parte al trabajo. Y yo continúo observando.

A las siete Claudius Templesmith hace su entrada, y el silencio que reinaba hasta ahora se ve ahogado por sus comentarios.

Una imagen aérea muestra la corta distancia que separa a ambos tributos. Roden camina en círculos, pero cada vez se aproxima más a la Cornucopia. Si llega antes de que Silk despierte, tendrá todo a su favor.

Mi madre ya se ha levantado y se ha extrañado al encontrarme en la cocina.

- ¡Katniss! ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

- Un rato. No podía dormir.

Parece que va a decirme algo, pero agita la cabeza y sonríe. Mientras saca algunas cosas para el desayuno, aparece Prim, descalza y con su camisón azul. Se sienta en la silla en la que hace un rato se sentó mi padre, y murmura un “buenos días” algo torpe.

Mi madre empieza a servir los pocos alimentos que nos tocan, cuando Claudius nos alerta con su imponente voz.

- El chico del Distrito 10 está peligrosamente cerca de la Cornucopia. Presiento que la lucha final no nos va a hacer esperar mucho.

Efectivamente, Roden no tarda en divisar el claro de la pirámide, y, desconociendo que Silk se oculta en la cúspide, sale a campo abierto. Las cámaras nos muestran una imagen de la tributo del Distrito 2, dormida y hecha un ovillo protegiendo su única arma. El chico del 10 mira a su alrededor dubitativo, y de pronto dirige sus ojos a la cima de la construcción. Comienza a caminar hacia ella, y al llegar a la base trepa poco a poco por los altos escalones.

- Parece que nuestro tributo está buscando un puesto elevado para vigilar los alrededores. Buena estrategia… si no fuera por que ese lugar ya está ocupado.  Qué desafortunada elección.- Claudius nos aclara lo que está ocurriendo en la Arena.

El Capitolio debe estar relamiéndose ahora mismo.

Roden sigue subiendo, jadeando ruidosamente. A su paso, unas cuantas piedras sueltas se desprenden y caen, golpeando todos los escalones que van quedando atrás. Si sigue montando tal estrépito, Silk se despertará y Roden no tendrá nada que hacer. Sin embargo, si llega arriba, aunque la profesional abandone el sueño, pueden luchar en iguales condiciones, ya que ambos poseen mazas.

De momento la chica parece no haber percibido el ruido y sigue descansando. El chico del 10 se va acercando a la cima, y finalmente llega. Ha escalado por la cara posterior de la pirámide, por lo que la entrada de la Cornucopia queda fuera de su campo de visión. Silk todavía tiene posibilidades.

Roden echa un vistazo a la selva, y obviamente no encuentra nada. Lo que busca está justamente detrás de él. Cansado, se deja caer, deslizando su espalda por el monumento dorado hasta quedar sentado en el suelo. Entonces apoya su cabeza contra la Cornucopia, dando un golpe que genera un leve sonido metálico, como el de una campana. Eso es lo que saca a Silk de su sueño. Enseguida abre los ojos y de un salto se pone en posición de guardia. Maza en mano, intenta escrutar el ambiente, analizando cada sonido que le llega.

El chico, aburrido y desconocedor de la situación de su rival empieza a observar la Cornucopia con curiosidad, palpándola con ambas manos. Parece que está comprobando la consistencia del material. Cada vez que apoya una de sus palmas, se repite ese suave murmullo del metal.

Esos pequeños golpecitos, que serían inaudibles para cualquiera que se encontrara un poco alejado, son su camino hacia la muerte en estos momentos.

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