(Viernes, 17 de julio. Año 69 después de los Días Oscuros)
- ¿Por
qué hace eso? – se alarma Prim - ¡La chica va a descubrirle!
Mi
hermana no ha acabado la frase cuando Silk cambia su expresión. Al detectar los
golpes que proceden del exterior de la Cornucopia, su rostro se convierte en un
lienzo en el que varias emociones se suceden: confusión, concentración,
entendimiento, y, finalmente, satisfacción. Una maligna sonrisa adorna su cara.
Mi
madre, que prevé lo que está a punto de pasar, se dirige a Prim:
- Cariño,
sal un momento a la Pradera y tráeme unas cuantas agujas de pino para la
infusión, por favor. Elígelas con cuidado, que estén frescas. – le dice con
ternura.
Mi
hermana, obediente, se dirige a nuestra habitación para ponerse algo de ropa, y
acto seguido sale de casa.
- No
tiene por qué ver esto.- me dice mi madre con tristeza.
Ha sido
hábil. Solo espero que la lucha acabe antes de que Prim vuelva.
No
tenemos que esperar mucho tiempo. La pantalla muestra a Roden, apoyado contra
la Cornucopia; de pronto, en el mismo plano, justo en el otro extremo del
monumento dorado, veo cómo Silk se asoma, aún con esa mirada asesina pintada en
los ojos. El chico no se percata de nada.
La
visión de esta imagen me produce escalofríos.
La
chica comienza a bordear la Cornucopia, con cuidado de que su oponente no la
vea ni la oiga. Tarda más de un minuto en llegar hasta la espalda de Roden.
Entonces da rienda suelta a su crueldad. Las cámaras recogen con nitidez lo que
Silk hace a continuación: sitúa su cara a solo diez centímetros de la nuca del
chico, y emite un suave soplido, claramente premeditado. Un primer plano nos
muestra la horrible mueca de terror que se abre paso en el rostro del tributo
del Distrito 10. Aún no se ha girado para comprobarlo, pero sabe a ciencia cierta
que su última rival está justo detrás de él.
Tengo
el estómago completamente encogido y he empezado a sudar. Mi madre está
mordiéndose el labio inferior, con los ojos clavados en la pantalla.
- ¡Señoras
y señores, el cazador juega con su presa! ¡Agárrense a sus asientos, porque
este enfrentamiento va a estar cargado de emoción!- Claudius está eufórico, al
igual que deben estarlo todos los ciudadanos del Capitolio.
Eso sí
que es dar espectáculo. Esta chica sabe muy bien lo que hace. Sin pensárselo
más, agita su maza con la intención de alcanzar el cuello de Roden, pero en su
lugar golpea fuertemente la superficie de la Cornucopia, que emite un sonido
vibrante. El chico ha sido rápido y se ha retirado a tiempo. Con un grito de
rabia, Silk se recompone y empieza a correr hacia su enemigo, que tropieza un
par de veces, pero por fin consigue estabilizarse. Empiezan a bajar los
escalones a marchas forzadas, una detrás del otro. De pronto la tributo del 1
da un paso en falso, y se precipita por los peldaños, arrollando a su paso a su
rival. Ambos caen, retorciéndose y peleando, luchando por dar el golpe de
gracia que termine con los Juegos.
Al llegar
abajo, Roden está en posición dominante, casi tiene inmovilizada a Silk. Pero ésta,
mucho más experimentada debido al largo entrenamiento recibido en su Distrito,
consigue apartarle de una patada, y la situación cambia por completo. La chica apoya
todo su peso sobre los hombros del joven, dejándole sin opción de movimiento. Con
la mano que le queda libre agarra la maza, y de un golpe seco, decidido y
certero pone fin a la existencia de Roden. Después de unos interminables
segundos, suena el último cañonazo.
- Damas
y caballeros, me complace presentarles a la vencedora de los Sexagésimo Novenos
Juegos del Hambre, ¡Silk Caudin! – tras las palabras de Claudius Templesmith he
recordado mi necesidad de respirar. La tensión me había paralizado por
completo.
Prim
entra en casa justo cuando el aerodeslizador del Capitolio está desplegando la
escalera para que suba Silk.
- ¡Ha
ganado la chica! – empieza a decir. Cuando parece que va a preguntar cómo ha
sido, mi madre la corta sutilmente instándola a que le enseñe las hojas que ha
recogido.
No puedo
creer que ya haya acabado. Es cierto que aún tendremos que presenciar la
entrevista final con la vencedora, pero tenemos un par de días de margen hasta
que se retransmita. Mientras tanto, supongo que la televisión se llenará de
repeticiones de los “mejores” momentos de los Juegos, cuya visión ya no es
estrictamente obligatoria. Podemos volver a salir a la calle, a recorrer el
Distrito.
Quiero desconectar,
así que he salido a la Pradera de la mano de mi hermana. El olor del bosque me
llamaba, pero solo he podido repetirme a mí misma que pronto estaré de vuelta
ahí con mi padre.
Hemos pasado
toda la tarde fuera, y al regresar a casa, he divisado un pequeño nido con
cuatro diminutos huevos moteados. Instantáneamente he subido al árbol para
cogerlos, y aunque Prim me ha suplicado que no los tomase todos, no he tenido
otra opción: ya estamos muy escasos de alimentos.
Mis padres
han agradecido infinitamente mi adquisición,
y después de bastante tiempo, hemos cenado sin prestar demasiada atención a las
imágenes del televisor.
Al acostarme,
por fin he dormido tranquila. Los Juegos del Hambre van a desaparecer de nuestra
vida diaria…
Al menos
hasta el año que viene.
genial como siempre... me encanta tambien que cuides esos pequeños detalles como la preocupacion de prim por que dejara algunos huevos en el nido.. la dulzura de prim y la cruel necesidad que tienen que pasar.... bueno y la descripcion de la parte final de los juegos estupenda..... felicitaciones como siempre
ResponderEliminarmil gracias Luciana ^^
Eliminarme alegra muchísimo encontrar tus comentarios en cada capítulo que escribo, y sobre todo que te siga gustando la historia :)
Que mona Prim, al final gano claramente la chica :) Muy bueno, se que estas de vacaciones pero estare ateta a cuando vuelvas :) Un saludo enorme Kationak :)
ResponderEliminargracias Andrea!! ^^
Eliminarestoy de vuelta, pero es solo una pequeña escala, lo justo para poner un poco de orden.
Deduzco que tú también has vuelto ya ;)