viernes, 24 de agosto de 2012

Capítulo 15


¡Hooola, tributos! Estos días he encontrado algunas complicaciones para acceder a Internet, pero por fin he conseguido acceso con el portátil, y aquí os traigo un nuevo capítulo. En compensación es algo más largo de lo habitual, y he introducido dos sucesos relevantes: cómo derribó Katniss su primera presa, y por qué empieza a hacerse su característica trenza.

¡No os lo penséis! ¡Seguid leyendo! :)


Domingo, 19 de julio. Año 69 después de los Días Oscuros

La lluvia ha marcado el día de hoy. Como si tratara de limpiar el dolor que ha sufrido Panem en los últimos días, el agua no ha parado de caer hasta bien entrada la noche.

Como ya no hay emisiones de obligatoria audiencia, la corriente de electricidad viene y va, como de costumbre. Por eso, mi padre ha decidido por fin que hoy era un día óptimo para retomar mis lecciones de caza.
Me ha despertado muy pronto. La luz era muy tenue, aunque no estoy segura de si se debía a que aún no había amanecido, o a la oscuridad que trae consigo la lluvia. Como  sea, hemos tomado un breve desayuno y nos hemos puesto en marcha. Nada más pisar la calle un torrente de gotitas de agua me ha bañado el pelo y la cara, pero no me ha importado en absoluto. Precisamente era esa sensación refrescante la que tanto necesitaba.

Pisando charcos y barro hemos llegado hasta la alambrada. Tras una leve comprobación, mi padre ha dado el visto bueno y hemos cruzado al otro lado. Al momento, todos mis sentidos han sido embargados por la esencia del bosque. He mirado a mi alrededor y, aunque la visión era oscura y algo tétrica, no me ha dado ningún miedo. Al contrario, las sombras y las gotas de lluvia filtrándose entre la espesura le daban un encanto especial al entorno.
He cerrado los ojos un momento, y he dejado que el aroma, los sonidos, y la suave brisa me invadieran. Con esta paz los Juegos del Hambre me parecen tan lejanos…

Solo la voz de mi padre me ha devuelto a la realidad:

- Vamos, pajarito. No querrás que todas esas presas se cacen solas.- la sonrisa que me ha dirigido podría haber iluminado el bosque entero en un día tan oscuro como este.

- ¿Aún con la lluvia salen? ¿No se esconden en sus madrigueras?

- No siempre. Veamos qué encontramos. ¿Lista?

- ¡Lista! – con decisión, he empezado a seguir el apretado paso de mi padre.

Después de media hora de marcha he divisado una manchita blanca corriendo a unos cien metros. La cola de un conejo. He ido a avisar a mi padre, pero él es mucho más rápido que yo, y ya lo había captado.
Sin pensarlo, me ha tendido el arco y un carcaj, y me ha dicho que solo aprenderé a controlarme a mí misma en situaciones límite.

- Déjate llevar por la necesidad, Katniss.

Como si el Destino estuviera a mi favor, el conejo ha parado, y he podido calcular la distancia visualmente. He colocado una flecha en el enorme arco, y he tratado de imitar los movimientos de mi padre en situaciones similares.
Es una serie mecánica: tenso la cuerda. Corrijo la trayectoria. Compruebo el objetivo. Sujeto firmemente el arma. Cojo aire…
Suelto la flecha, que vuela trazando espirales y cortando el aire a su paso. Los escasos dos segundos se me hacen eternos. Creo que he dejado de respirar en algún momento.
Finalmente, la brillante saeta silba y se clava en el suelo, a algunos centímetros del conejo. El asustado animal empieza a correr repentinamente.

Vuelvo a respirar. El corazón me bombea a un ritmo frenético. Miro a mi padre, algo decepcionada.

- ¡Gran tiro!

Intento escrutar su expresión, para comprobar si me lo dice en serio.

- No pongas esa cara, pajarito. Aprendes rápido, pero no puedes pretender hacerlo perfecto desde el principio.

- Creí que le iba a dar…

- Yo también. ¿Has detectado el fallo?

- Sí. He dudado un poco en el último momento y he bajado los hombros.- creo que ha sido por eso, y mi padre lo corrobora asintiendo.

- Bien, pues ya sabes cómo proceder la próxima vez. ¡No te desanimes! – dice mientras revuelve mi pelo húmedo.


Nuestra búsqueda no cesa en toda la jornada. Ni siquiera hacemos una pausa para comer, entre otras cosas porque no hemos traído nada.

En torno a las ocho de la tarde el sol deja de existir definitivamente, y el gris de las nubes se apropia del paisaje. Estoy cansada, pero no quiero que mi padre lo note. Voy mirando al suelo para poner cuidado en mis pisadas, y de pronto el brazo de mi padre me corta el paso. Me paro y miro alrededor, como me ha enseñado. Y lo veo. Un enorme pavo silvestre está picando bayas en un arbusto justo enfrente de nosotros.
Una significativa mirada me hace entender que esta vuelve a ser mi ocasión. Decidida, tomo el arco y una sola flecha, ya que no tendré más oportunidades. Una pequeña ráfaga de viento me coloca unos cuantos mechones de pelo sobre la cara. Pacientemente me los retiro, y  procedo a repetir los pasos que ya tengo grabados a fuego en mi mente, esta vez poniendo especial atención a la posición de mis hombros.
Sin pensármelo demasiado, dejo que la flecha vuele.

Esta vez atraviesa limpiamente el pescuezo del pavo, que revolotea un par de veces y cae definitivamente.

- ¡Perfecto! Decisión, puntería y determinación. Ahí tienes a tu primera presa, Katniss.- me felicita dándome un abrazo.

Mi sonrisa es inmensa en este momento.

- Una observación: - puntualiza, y le miro inquisitiva - ¿has notado que el pelo te molestaba?

- Sí, a veces el viento lo mueve y pierdo visibilidad.

- Ven. – se acerca a mí, y con sus grandes manos, empieza a trenzar suavemente mi pelo.

Cuando termina, agito levemente la cabeza para comprobar que ningún mechón se mueve de su sitio, y sonrío satisfecha. Mentalmente me digo a mí misma que debo aprender a hacerme esta cómoda trenza.


Mi madre no se lo puede creer cuando nos abre la puerta de casa, y aumenta su expresión de sorpresa cuando mi padre revela que fui yo quien derribó al ave. Tendremos comida abundante para al menos tres días, sin necesidad de utilizar las reservas de emergencia que guardamos.
Los cuatro nos sentamos a la mesa a disfrutar del agradable guiso que prepara mi madre con nuestro trofeo de hoy. Tras la copiosa comida conversamos distendidamente, cuando de pronto se enciende la televisión.

- Ciudadanos de Panem – dice esa desagradable voz que me provoca escalofríos – me complace estar aquí con ustedes para anunciarles unos pequeños… cambios de última hora.

8 comentarios:

  1. holaaaaaa.. excelente capitulo... el aprendizaje de katniss sobre la caza lo describes genial... y lo del origen de su trenza te quedo de primera... felicitacionesss!!!!!!!!!!!!!!!

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    1. Muchas muchas gracias!!! ^^
      me alegro que te haya gustado lo de la trenza, porque yo siempre me lo imaginé así :)

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  2. uuf!! me has dejado con la duda ¿qué cambios? mmm... ahora que ira a pasar. Me encanto este capitulo, siempre me pregunte de donde salio la trenza de Katniss, ¡te quedo fabuloso! no tardes en subir el próximo capitulo que me muero de curiosidad!!!.
    Un besote grande, Lucia

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    1. Muchisimas gracias Lucía!!! Me hace muchisima ilusion ver que quereis seguir leyendo mi fanfic ^^
      Un beso enorme!

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  3. ayayayayayayayayayayayayayayayayayay me dejas con la intriiigaaaaaa!!!!!como haces para enganchar tanto a la gente???sube pronto, te lo ruego!

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    1. jajaja me alegro de que te hayas metido tanto en el relato! ^^
      el capítulo 16 ya está publicado! :)

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  4. Me encanta el capítulo, has descrito a la perfección el aprendizaje de Katniss, muy bien!
    Y por que me haces esto?! Ahora me has dejado con la intriga... que cambios serán?! :O

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    1. muchas gracias Kelia ^^
      ya podéis descubrir qué ha pasado, ya está el capítulo 16!

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