Bien, tributos...¡por fin ha llegado! ¡El misterio del libro de los Mellark va a ser revelado! Y ahora es de verdad, jaja.
Quiero deciros que este capítulo ha sido muy especial para mí, no sabría explicar por qué. Particularmente me parece muy bonito, y espero que os guste... ¡pero sobre todo, que no defraude vuestras espectativas!
Creo que es el más largo que he escrito hasta ahora, y en cuanto lo leáis veréis por qué. No quería cortarlo, porque me íbais a matar jaja
En mi opinión os va a gustar :) Estáis a punto de conocer toda la historia de la madre de Katniss...
Una última cosa: encontraréis unos versos dentro del relato. No estaba segura de si incluirlos por si no os gustaban, pero al final me he decidido... Son míos. Así que no los busquéis en los libros ^^
Ya os dejo con el capítulo. ¡Que lo disfrutéis! :)
Sábado, 23 de
octubre. Año 69 después de los Días Oscuros
- Sabes…
bueno, que mi familia pertenecía al barrio de comerciantes del Distrito –
empieza -. Nunca tuvimos demasiado, pero no vivíamos mal. Mi madre me hacía
bonitos vestidos, mi padre me compraba caramelos de vez en cuando…
Su
vista se ha perdido en algún punto de la hierba sobre la que estamos sentadas.
Casi nunca menciona a su padre… mi abuelo. Sé que murió, y quizá ese hecho
fuese traumático para mi madre, y por eso prefiera evitar el tema. Pero ahora
parece dispuesta a superar esa barrera.
- Me
encantaba salir a jugar a la calle con mis hermanos – continúa -. Ellos eran
mayores que yo, así que la mayor parte del tiempo trataban de evitarme; pero en
el fondo me querían, y si me metía en problemas enseguida daban la cara por mí.
Ahora
está sonriendo. Creo que revivir sus recuerdos está despertando en ella
sentimientos casi olvidados. Hasta donde sé, dejó de hablarse con sus hermanos
al morir mi abuelo. Luego escapó con mi padre y vinieron a vivir a la Veta.
Cada vez que lo pienso soy consciente de lo enamorada que tenía que estar mi
madre para dejar atrás una vida relativamente cómoda en el barrio de
comerciantes, y abrazar una vida llena de carencias en el barrio más pobre.
Llena de carencias, excepto por una cosa, claro: la compañía del hombre al que
amaba. Hace falta mucho valor para atreverse a hacer algo de ese tipo, y la
admiro por ello.
-Tenía
dos amigas, las hermanas Donner. Eran gemelas, dos chicas igualmente
encantadoras. Su padre llevaba la tienda de dulces. Ayleen y… Maysilee.
De
nuevo detiene su narración. ¿Por qué ha hecho una pausa tan larga antes de
decir el nombre de Maysilee? Puede que haga tanto tiempo que no habla con ella
que le haya costado esfuerzo recordar su nombre. Sin embargo, creo haber
percibido una nota de dolor en su voz cuando lo ha pronunciado.
Cuando
se repone, al cabo de unos minutos, continúa el relato:
-Y mis
vecinos eran gente amable y humilde. Los Mellark – al oír el nombre mi atención
aumenta exponencialmente -. Eran cuatro hermanos, les recuerdo a cada uno de
ellos. Pero con el que mejor me llevaba era con el menor de todos. Tenía mi
edad, y estábamos en el mismo curso en la escuela. Nos conocíamos desde
siempre. Sí, es el que ahora conoces como Señor Mellark, el dueño de la
panadería. El negocio familiar pasó a sus manos cuando su padre enfermó.
> Mi padre y el suyo eran
grandes amigos, así que los domingos solíamos reunirnos ambas familias para
comer. Pasábamos mucho tiempo juntos, nos conocíamos muy bien. Muchas veces Ayleen
y Maysilee venían a buscarme, y entonces salíamos con los hermanos Mellark por
la ciudad.
> Fuimos creciendo, pero salir
juntos ya era un hábito, así que cuando dejamos atrás la niñez, nuestros
vínculos se hicieron mucho más fuertes. A los 17 éramos completamente
inseparables. Creo que todo el Distrito pensaba que acabaríamos casándonos
entre nosotros – dice entre risas.
Nunca había visto a mi madre de
este modo. Siempre había pensado en ella como… bueno, como mi madre. Y
realmente nunca me había planteado que ella tuviese una vida así antes.
- Parecía que todo iba bien, y
teníamos la suerte de ir eludiendo las cosechas, por lo que seguíamos todos
juntos. Pero un día… perdimos a Maysilee.
¿Perdieron a Maysilee? ¿Qué ha
querido decir con eso? Quizá pasara algo que hiciera que se separase del grupo…
pero antes, cuando mi madre ha mencionado su nombre, el dolor era palpable.
¿Qué le pasó?
Me encantaría preguntarle un montón
de cosas más, pero creo que eso solo desviaría la historia, y lo que ahora
realmente me interesa es saber más acerca del misterioso libro, por eso dejo
que siga.
- Nada fue igual desde entonces.
Empezamos a distanciarnos, a evitarnos. Perdí todo el contacto con Ayleen. En
la escuela me encontraba completamente sola… salvo por él.
- ¿El señor Mellark? – no he podido
evitar preguntarlo en voz alta, aunque la respuesta es evidente.
- Sí. Él fue mi único apoyo desde
entonces. Llevaba toda mi vida rodeada de gente, y de pronto todo se había
desmoronado. No entendía nada de lo que estaba pasando, pero él nunca dejó de apoyarme.
Creo que siempre fue mi mejor amigo – suspira y sonríe, una sonrisa sincera,
pero con un inconfundible toque de nostalgia -. Si bien es verdad que mi
familia siempre estuvo ahí, pero él me comprendía en un sentido mucho más…
sentimental. Mis hermanos también lo intentaban, pero eran mayores que yo, y la
conexión con ellos no era tan intensa como con él. Por eso me propuse a mí
misma mantener su compañía por siempre.
> Pero ya sabes las vueltas que
da la vida. Parecía que la mía ya había cambiado demasiado de pronto, pero aún
faltaban los puntos definitivos. Un día que me derrumbé escapé al bosque.
Necesitaba estar sola y pensar. Crucé la alambrada y me perdí entre los
árboles. Oía los trinos de los pájaros y escuchaba el murmullo de un arroyo. En
la paz de la naturaleza todo lo que me atormentaba parecía casi irreal, lejano.
> Cuando estaba empezando a
calmarme, de pronto los pájaros se quedaron mudos. Al principio parecía no
haber ningún sonido, pero entonces sucedió: oí la voz más hermosa que jamás
había escuchado. Consistente, sólida, intensa, pero dulce. La melodía que
entonaba me era tan familiar que sin quererlo me vi caminando en busca del
origen de esa maravillosa voz:
No sufras, no llores, pequeña.
Camina libre, abre las alas, como el sinsajo vuela.
¿Puedes sentir el murmullo del bosque llamando?
Solo cierra los ojos y duerme,
Él te estará esperando.
No sufras, no llores, mi cielo.
En la quietud de la noche te guiará el lucero.
¿Puedes sentir la voz del bosque cantando?
Solo cierra los ojos y duerme,
Duerme y sigue soñando.
> Como si de una premonición se
tratase, hice caso de la letra de esa canción de cuna que me había acompañado
durante toda mi infancia. Me dejé llevar por la voz del bosque, caminé y caminé, y después de más de media hora
llegué a un precioso claro, en el que se filtraban los últimos rayos del débil
sol de noviembre. Y ahí estaba él. Fuerte, curtido por el bosque. Con su pelo
oscuro y esos ojos grises únicos de la Veta.
> En cuanto percibió mi
presencia me apuntó con su arco. Me asusté, no sabía qué estaba pasando. Por mi
cabeza pasaron mil cosas: podría ser un asesino loco en busca de víctimas; o
peor, una trampa del Capitolio para castigar a quienes cruzasen la alambrada.
Sin embargo, cuando vio mi cara desconcertada bajó el arma.
Mi madre ha empezado a reír. Su
risa es como el agua de un arroyo: transparente, fluida. Es feliz, no hay más
que mirarla. Incluso yo me estoy emocionando con esta historia que solo he
sabido a través de breves e inconexos relatos a lo largo de mi vida. Ahora ella
se está recreando en detalles, así que no la interrumpo, y me limito a
escucharla embobada. Hasta se me está olvidando el asunto del libro de la
Familia Mellark…
- Tu padre me reconoció de inmediato.
En ese momento me sentí profundamente avergonzada. Yo apenas me había fijado
nunca en la gente de la Veta. Pero en cuanto mencionó las hierbas medicinales
que conseguía en el bosque para la botica de mis padres, ubiqué su cara.
> Me ayudó a volver a casa, ya
que había empezado a oscurecer. Nos despedimos, y enseguida supe que no quería
dejarlo marchar. Los siguientes días estuve sumida en mis pensamientos, dando
vueltas a lo que había empezado a sentir. Sin quererlo empecé a evitar a mis
hermanos, a mis padres, e incluso al (ahora) señor Mellark. No lo hacía
conscientemente, lo único que buscaba era estar sola para poder pensar.
> Después de cinco días así, me
decidí a ir hasta la Veta para volver a verle. No sabía dónde buscarle, ni
siquiera sabía si le encontraría allí, pero había algo que me decía que fuese.
Estuve alrededor de dos horas paseando por las maltrechas calles, observando a
la gente, cruzándome con niños escuálidos. Cuando estaba a punto de abandonar
el intento, giré una última esquina, y allí estaba, sentado a la puerta de una
casa gris, idéntica a todas las demás, tallando una larga rama y cantando otra
extraordinaria canción desconocida. Al verme ahí se mostró extrañado, pero
enseguida sonrió. Ese día volví con él al bosque.
> A partir de entonces, cada vez
pasaba menos tiempo en mi casa. En cuanto salía de la escuela corría a
encontrarme con él. Mis padres empezaron a preocuparse por mis habituales
ausencias, y llegó un momento en el que no lo pude ocultar más. Ambos se
mostraron disgustados. ¡Yo, una chica de una familia de comerciantes, enamorada
de un simple minero de la Veta! Me prohibieron salir de casa, y me vigilaban
constantemente. Después de un tiempo asumí que jamás lo iban a aceptar, y traté
de restablecer vínculos con los Mellark. Pero el que había sido mi mejor amigo
estaba resentido; no me trataba igual. Me acercaba a hablarle, y la fría
cordialidad con la que me trataba me hacía sentir peor que si me gritara. Creo
que cambié mucho, o al menos no me sentía la misma.
> Entonces mi padre… enfermó.
Pasaron dos meses y murió. En mi casa la tensión era insoportable. Dejé de
hablarme con mis hermanos, y con mi madre la relación no era mucho mejor:
discutíamos a todas horas, y nos gritábamos cosas horribles. Un día me cansé de
todo, recogí mis cosas, y salí de mi casa dando un portazo. Justo en frente de
mí encontré a mi mejor amigo mirándome directamente a los ojos, con expresión
triste. Por primera vez en meses me estaba observando como lo hacía antes. Las
lágrimas brotaron de mis ojos, y me eché a sus brazos. Me consoló, pero para mi
sorpresa, no trató de hacerme cambiar de idea. Lo sabía todo, solo me dijo unas
últimas palabras que grabé en mi mente:
“Pensé que te tendría junto a mí por siempre; aún no
he aceptado tu decisión, pero debes saber que lo entiendo. No eres la única que
le ha oído cantar. Sé feliz.”
> Me sentí completamente
estúpida. ¿Cómo podía haber estado tan ciega tanto tiempo? Supongo que todo el
mundo daba por hecho que Mellark y yo acabaríamos casándonos, formando una
familia. Sin embargo, yo no podía cambiar lo que sentía. Le abracé, le deseé lo
mejor, y justo cuando estaba a punto de irme, me tendió un libro. Me explicó lo
que contenía: el libro pertenecía a su familia, pero dada la estrecha relación
que mi padre mantenía con ellos, también guardaba una buena parte de sus
memorias. Lo tomé entre mis manos, y juré guardarlo por siempre. No solo me
recordaría a mi padre y toda su historia, sino que también me permitiría
mantener conmigo a ese mejor amigo que estaba a punto de perder.
> Cuando las lágrimas empezaron
a inundar mis ojos de nuevo empecé a caminar hacia mi nueva vida, luchando
terriblemente por no volver la vista hacia lo que estaba dejando atrás.
Mi madre ha empezado a llorar
silenciosamente. Cortinas de lágrimas caen por sus mejillas. No sé qué decir en
estos casos, así que simplemente tomo su mano y me quedo junto a ella. Pasados
unos minutos, deduzco que su relato ha terminado, y me pregunto qué es lo que
tengo que hacer ahora. Lo normal es que mi madre me consuele a mí cuando lloro,
así que esta situación me resulta un tanto incómoda.
Decido que lo mejor es estar en
silencio, dejar que se desahogue, y mostrarle mi apoyo. Torpemente apoyo mi
cabeza en su hombro y empiezo a acariciar su pelo.
Al cabo de un rato su llanto cesa.
Me mira, roza mi mejilla con el dorso de su mano y sonríe.
- Cántame algo
Su petición me pilla por sorpresa.
Por eso no lo cuestiono, y entono las notas de la primera canción que
tontamente viene a mi cabeza: la voz del
bosque, la que mi madre ha mencionado en su relato. La primera que le
escuchó cantar a mi padre.
No sufras, no llores, pequeña.
Camina libre, abre las alas, como el sinsajo vuela.
¿Puedes sentir el murmullo del bosque llamando?
Solo cierra los ojos y duerme,
Él te estará esperando.
No sufras, no llores, mi cielo.
En la quietud de la noche te guiará el lucero.
¿Puedes sentir la voz del bosque cantando?
Solo cierra los ojos y duerme,
Duerme y sigue soñando.
- Suenas…exactamente igual que tu
padre. Escucha… - desvía sus ojos hacia algún punto entre el límite del bosque
y el cielo - ¿Lo oyes?
- ¿El qué? – la verdad es que no
oigo nada.
- El silencio. Los pájaros te
respetan igual que a él.
Y es cierto.
El canto de los
pájaros ya está volviendo lentamente, solo oigo algún trino aislado y lejano.
Pasamos otro rato sin decirnos
nada, y finalmente me armo de valor y hago la pregunta que me está comiendo por
dentro:
- Mamá, ¿por qué no querías que
viese el libro?
- No estoy segura de que estés
preparada para ello, pero en fin… supongo que en algún momento tendrás que
saberlo. Vamos a casa. Te lo enseñaré.
Te lo enseñare. ¿EN SERIO? ¡¿EN SERIO?! Quieres hacerme enloquecer o que -.-
ResponderEliminarMira que bonito :') Que emotivo Kat, genial como siempre y que decirte que no te haya dicho ya? historia increíblemente interesante, descripción imposiblemente perfecta... pff sigue escribiendo Kat, de verdad.
PRIMEEEEER :P
ResponderEliminares precioso pero... ¿CÓMO SE TE OCURRE DEJARLO ASÍ?
ResponderEliminarajajaja pues sigue acabando una manera demasiado.... malvada!! ¬¬ nos quieres matar de la intriga verdad?? es esa tu intención, que lo sabemos ¬¬ jajaja sigue escribiendo, que lo haces maravillosamente bien, por cierto, tus versos son PER-FEC-TOS me han encantado, :)
ResponderEliminarDEMASIADO LARGOOOOOOOOOO????????????' si se paso volando... la historia es preciosa y la cancion bellisima!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!.. y encima nos dejas asiiiiiiiiiiiiii........
ResponderEliminarcada capitulo parece ser ma slindo que el anterior... no se como haces para escribirlos tan lindos... es una hostoria bellisima!!!!!!! a ver si alguien se anima a ponerle musica a esos versos.... son para cantarlos con musica estan perfectos!!!!!!!!!!
YOO TE MATOO,¿pero cómo lo puedes dejar en ese punto tan interesante??,y eso que decías que esta vez no lo acortarías en un punto de intriga xD.
ResponderEliminarKat,cada día me sorprendes mas,tu y tu historia y tu blog sois los mas asjdfbijdnlm del mundo,porfavor,¡¡NO CAMBIES!!
Me encanta, pero enserio nos tenias que dejar en este punto!!!!!!!
ResponderEliminarme encanto
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